Los Derechos también comportan Deberes – Diario del Cambio Nº100

En el número 100 del Diario de Cambio, reflexionamos una vez más sobre el mercado del alquiler, así como sobre los derechos que comportan deberes y que no podemos ignorar si queremos avanzar.

 

Estas líneas representan el Diario número 100 – Los derechos también comportan deberes. Un espacio de reflexión que se inició en julio de 2008. Releyendo el primer diario que enviamos, podríamos apropiarnos de algunas frases que aún hoy son aplicables, aunque el contexto actual y las causas de la situación son totalmente diferentes.

 

El mercado de alquiler cada vez está peor

Exactamente decíamos… «a pesar de que existe una demanda real, esta no puede ser satisfecha con los precios y condiciones existentes en el mercado actual«. En aquel momento hablábamos del mercado de venta, hoy lo enmarcaríamos en el terreno del alquiler. Sí, otra vez hablando del alquiler. Nosotros mismos consideramos que estamos «en bucle». En nuestros propios artículos, colaboraciones mediáticas y mesas redondas, repetimos constantemente las discusiones sobre el mercado de alquiler. La preocupación aumenta al observar que, cada vez que lo abordamos, la situación empeora respecto a la ocasión anterior.

 

El acceso a la vivienda para una parte cada vez más grande de la sociedad se está volviendo imposible si se quiere hacer dentro de la gran Barcelona. Y esto condiciona a toda una sociedad.

 

Responsabilidad compartida

Está claro que quien tiene las herramientas y debería sentar las bases para mejorar la situación, aunque sea a medio plazo, sigue metiendo a todos los propietarios en el mismo saco y tratándolos en general como especuladores. Al mismo tiempo, dudan de su ética y moralidad, concluyendo que la vivienda es un derecho constitucional. Siempre repetimos que la gran mayoría de los propietarios lo son fruto de su ahorro o del ahorro de sus generaciones precedentes (herencia).

 

Hoy ponemos unos ejemplos, que no son generalizables, pero que nos han ocurrido en los últimos meses, donde la posible especulación y dudosa moralidad la podemos poner por cuenta de la demanda.

 

Por un lado, comercializamos una promoción de obra nueva en régimen de HPO en venta. Un proyecto que había estado congelado desde aquel lejano 2008. Conceptualmente, entre todos, la sociedad en general, hemos contribuido a que unas determinadas personas que cumplen unos requisitos determinados (algún día también hace falta una reflexión aparte sobre estas listas y requisitos), puedan acceder a un precio accesible y competitivo para comprar una vivienda. Una vez publicada toda la información y siguiendo el estricto orden de la lista pública para acceder a estos inmuebles, comienzan unos días de nervios para asegurarse de que pueden elegir la mejor vivienda. Esta «presión» conlleva cierto estrés organizativo y de gestión con todos los interesados. La sorpresa es que una vez baja la tensión, se ha elegido una vivienda y se miran las condiciones en detalle, de todos los que tenían tanta prisa, más de la mitad no quieren formalizar la compra porque no habían visto que la protección era perpetua. En resumen, que quiero beneficiarme de un precio público para más adelante recibir una buena plusvalía.

 

Otro caso también de este año, un propietario decide investigar a fondo una situación sospechosa con un contrato de alquiler indefinido. La sorpresa viene cuando la unidad familiar beneficiaria de este alquiler indefinido tiene una propiedad en la finca de al lado. Ahí es donde realmente vive, y utiliza la vivienda alquilada como biblioteca personal. Seguro que cumplían los requisitos del alquiler indefinido, ¿pero no podrían haber renunciado?

 

Los derechos también comportan deberes.

En resumen, el problema es evidente y muy preocupante. Sin embargo, no deberíamos hacer recaer toda la responsabilidad de un lado, sobre todo si es el lado que más eficientemente puede aportar soluciones. Y ya de forma genérica y aplicable a cualquier ámbito, ninguna sociedad será equilibrada si no se contraponen derechos y deberes. Si solo hablamos de derechos y olvidamos los deberes, nunca saldremos adelante.

 
Guifré Homedes | Director General
 

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El Diario del Cambio es una iniciativa de Amat que surgió en respuesta a la crisis financiera que estalló en el verano de 2008 y que tuvo un gran impacto en el mercado inmobiliario. En aquel momento de incertidumbre, Amat sintió la necesidad y la convicción de informar a sus clientes, colaboradores y contactos sobre los eventos y cambios que estaban ocurriendo y que afectaban a todos.