Los Juegos Olímpicos ’92 y la transformación arquitectónica de Barcelona

Los Juegos de Barcelona fueron la apertura definitiva de la ciudad a nivel internacional fuera de la España ya democrática y que sirvió para limpiar la imagen de un país aún con miras en el pasado y sumergido en una crisis política profunda. La imagen de dinamismo y modernidad que se transmitió marcó un antes y un después en la sociedad catalana y en su economía. En esos momentos nacía una potencia turística que 20 años después se ha convertido en la primera fuente de ingresos. ¡Echemos un vistazo a la transformación arquitectónica de Barcelona!

Mejoras en la ciudad de Barcelona

Desde que en 1988 se pronunció la mítica frase «Le ville du Barcelone», la ciudad empezó la cuenta atrás para sufrir numerosas transformaciones en sus infraestructuras. Se crearon instalaciones deportivas en Montjuic, como el Estadio Olímpico y el Palau Sant Jordi; se construyó el Puerto Olímpico, que hasta entonces no existía; se adecuó el aeropuerto de El Prat creando dos terminales más; y se modernizaron y eliminaron zonas de la ciudad, como sucedió en la construcción de la Villa Olímpica, por ejemplo, que se situó en una zona muy degradada de la ciudad, lo que provocó la restauración de dicha zona.

La red viaria también sufrió cambios importantes, creando las Glorias, la Ronda Litoral y la Ronda de Dalt.

Los juegos de Barcelona también significaron una renovación en lo que se refirió al tratamiento de la imagen y la identidad corporativa y se aprovechó para publicar una edición de carteles, monedas conmemorativas y sellos conmemorativos.

La Villa Olímpica

La construcción de la Villa Olímpica cambió por completo el estilo urbanístico de la ciudad. Toda la zona que hoy vemos se ha convertido en un icono de la modernidad y el lujo; nada tenia que ver con la industrialización, descampados, chimeneas y naves industriales que ocupaban la primera línea de mar unos años antes.

El apelativo «diseño catalán» surgió de este estilo característico en el área, un espacio urbano ocupado ahora por avenidas, esculturas, fuentes.. .en los paseos paralelos al mar donde las naves industriales han dejado paso a hoteles y centros comerciales.

Es zona alberga uno de los hoteles más lujosos de la ciudad, el Arts, no exento de polémica por su moderna estructura exterior, y su hermana gemela, la Torre Mapfre que miden lo mismo, 153.5 m. exactamente y tienen ambas 44 plantas. Justo a sus pies se despliega el Parc del Litoral, coronada por el Pez Dorado de Frank Grehy, también construido con motivo de las Olimpiadas, que se ha convertido en el icono del Port Olímpic.

El Puerto Olímpico

La intención de la Generalitat de convertir la costa norte de Barcelona en una zona habitacional y de recreo hizo que 5 arquitectos catalanes, entre ellos Oriol Bohigas, se implicaran en el proyecto y diseñaran el Port Olímpic donde se celebraron las competiciones de vela de los Juegos.

El puerto fue el estandarte del cambio que sufrió el litoral de Barcelona y ahora, junto con las torres gemelas, la puerta del puerto, se ha convertido en una importante atracción turística tanto diurna como nocturna.

 

El Anillo Olímpico

A nivel arquitectónico, lo más destacable de los JJOO fue la zona del Anillo Olímpico, lo que supuso una transformación arquitectónica de Barcelona y su skyline para siempre. En este área fueron construidas nuevas instalaciones, como el reconocido Palau Sant Jordi, y remodelado el Estadio de Montjuich que se reconstruyó entero y  fue la sede central de los juegos.

Por otra parte, el arquitecto Arata Isozaki fue el encargado de la construcción del Palau Sant Jordi, inaugurado en 1990. Éste fue el edificio de vanguardia por excelencia de los JJOO y actualmente es el principal edificio que acoge los conciertos más importantes y multitudinarios de Barcelona.

En el mismo área, el conocido Santiago Calatrava, levantó la Torre de las Telecomunicaciones, otro icono vanguardista de 136 metros.

Vall d’Hebrón

La zona de Vall d’Hebrón fue diseñada expresamente para las olimpiadas. En la parte norte de la ciudad se reestructuró para convertirla en zona de ocio y acoger diferentes pruebas olímpicas como ciclismo, tenis y voleibol. Además, se edificaron 500 nuevas viviendas proyectadas por el arquitecto Carlos Ferrater y destinadas a acoger a la prensa durante el evento. Estas actuaciones ayudaron a ordenar una zona que urbanísticamente estaba poco definida.

 

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