¿Los extranjeros, la salvación del sector inmobiliario?

Existe una gran polémica con la disposición del pasado Consejo de Ministros en virtud de la cual los extranjeros que compren vivienda por un valor superior a 500.000 € podrán obtener la ciudadanía española, lo cierto es que como en todas las disposiciones de este tipo existe tiene opiniones contradictorias y seguramente todas con puntos de razón.

De entrada creo que es mejor la cifra de corte que se ha establecido ahora que la que seguramente como globo sonda filtró el gobierno hace unos meses, que era de 160.000 €, ¿es un sistema de selección? Quizás sí, la siguiente reflexión es que tal y como están ahora los precios del mercado inmobiliario, o nos compran grandes casas o no habrá producto, ¿cuántos pisos hay por encima de 500.000 € en Sant Cugat? ¿O en la Costa Daurada?

¿Cuál es la realidad de hoy en Barcelona? Pues que es una ciudad con unas condiciones para vivir tan extraordinarias que muchas familias de lugares muy diferentes la eligen para vivir o para tener su “base” en Europa. Seguramente los que vivimos aquí no nos damos cuenta de las virtudes de nuestra ciudad, de lo atractiva que es por su clima, su tamaño, sus equipamientos, su historia y cultura.

En Amat en los últimos tres años hemos hecho un montón de operaciones con clientes extranjeros, muchas como ya hemos dicho en otras ocasiones, procedentes de Rusia, o de las repúblicas exsoviéticas, lo más sorprendente es que en el en los últimos meses hemos añadido familias procedentes de los países que han vivido la “primavera árabe”. Si nos lo llegan a decir tan sólo hace un año, seguramente no nos lo hubiéramos creído, son familias acomodadas que creen que Barcelona es el lugar ideal para sus hijos, para que estudien.

También se habla mucho del mercado chino, y es verdad que están muy interesados en nuestra ciudad, ¿es verdad que ya han venido empresas inmobiliarias chinas con posibles compradores, es bueno? ¿Es malo? Como todo en la vida, será necesario encontrar el equilibrio adecuado, seguramente no es fácil, pero lo han hecho otros países.