Cuando los barceloneses decidieron no pagar el alquiler

Corría el año 1931 en Barcelona. Tras la Exposición Internacional de 1929 la construcción sufrió un frenazo en seco por el que miles de inmigrantes que habían venido desde otras partes de España se quedaron sin trabajo. En ese contexto, las familias se vieron sin un sueldo para poder pagar el alquiler de sus viviendas, unas viviendas precarias, compartidas con otras familias y con habitaciones realquiladas. La precariedad hicieron que surgieran las “casas de dormir” en las que por pocos céntimos se podía pasar la noche, y los desahucios se convirtieron en el orden del día. La ayuda organizada de los vecinos para detenerlos no era suficiente en un momento en el que las prestaciones sociales eran casi inexistentes y bajo la indiferente política del Gobierno de la República.

Con este caldo de cultivo, se gestó la conocida como “Huelga de alquileres” que fue apoyada por entre 45.000 y 100.000 familias -según el Comité de Defensa Económica del Sindicato de la Construcción de la CNT, gestado ese año e impulsor de la huelga-. Las exigencias para detener el movimiento, que nació en el barrio de la Barceloneta, era la reducción de un 40% de los alquileres y, frente a la negativa, muchas familias dejaron de pagar durante unos meses. La protesta se extendió rápidamente a los barrios más obreros de la ciudad, Poblenou, Sants y llegó hasta Santa Coloma y L’Hospitalet.

Este período, que fue de abril del 31 hasta diciembre del mismo año, estuvo marcado por una fuerte represión policial que detenía a aquellos que re-ocupaban los pisos y se manifestaban. Hubo centenar de detenidos como presos “gobernativos”.

Pese a la gran represión, que aumentó con la huelga general de septiembre del 31, hubo una victoria moral donde la organización social de la gente en los barrios fue imprescindible. Por último, algunos propietarios pactaron una reducción del alquiler y se logró que la Cámara de la Propiedad intentara una rebaja fiscal así como la impulsión de un seguro de la renta de los pisos desalojados.